Crónica desde Gamonal

Henar Domine.

Hoy Gamonal amaneció temprano y revolucionario. A sabiendas de la llegada de la maquinaria de la obra a las seis de la mañana, la primera asamblea –con su correspondiente chocolatada- se llevó a cabo en el mismo socavón en donde los vecinos ven enterrados sus derechos. Las trescientas personas que ojerosas se levantaron a las seis de la mañana para frenar la maquinaria lograron su cometido: hoy, día 13 de Enero, ningún obrero pisó la obra. Y ya van cuatro días de métodos radicales pero efectivos, en donde el pueblo obrero que es Gamonal nos ha dado una lección al resto de españoles y nos ha enseñado que la suma de rabia y autoorganización puede derribar muros, literalmente. La sentada duró hasta cerca del mediodía.

La pequeña revolución se vio apoyada a las 5 y media de la tarde con una asamblea convocada  por los jóvenes del barrio para proponer una huelga estudiantil indefinida por las reivindicaciones anteriores. Sindicato de Estudiantes de Burgos, que decretó finalmente una huelga de estudiantes en apoyo a la causa de sus vecinos. Y de nuevo, como ya viene siendo rutina estas semanas en el barrio obrero, a las 19:00 se llevó a cabo una cacerolada que daría inicio a la correspondiente marcha, y que, como es costumbre, atravesaría las inmediaciones de la comisaría de Burgos, en donde la protesta se centraría en la libertad sin cargos para los detenidos durante los disturbios de las noches anteriores.

Es aquí cuando, personalmente, noto más tensión por parte de las fuerzas del Estado con respecto a la prensa y a los manifestantes. Como anécdota personal me quedo con la que me sucedió hoy cuando, estando en la acerca donde se ubica la comisaría, un agente de policía decide requisarnos el DNI a mí y a un compañero y tomarnos los datos, ya que no teníamos acreditaciones de prensa. Pero, ¿cómo vamos a tener acreditaciones si no tenemos trabajo en prensa? El no tener una acreditación no quiere decir que estemos allí para pasar el rato. Pero este es otro tema aparte. El suceso derivó en que ninguno de los dos tenemos cargos, aunque sí el cabreo y la indignación correspondiente. 

La manifestación siguió y volvió a su punto de origen: La Orensana, punto final de la obras por ahora el momento. Algunas personas comienzan a separarse al entender esto como el fin de la manifestación, aunque todos sabemos cómo va a acabar: debates entre vecinos, contenedores quemados, el juego de la pilla con los antidisturbios, y mucho, mucho frío. Y así fue, pues, a pesar de la gran paciencia que el sábado pasado mantuvo el cuerpo nacional, esta noche no ha sido así, y no han dudado en aprovechar la primera causa para atacar.

He de mencionar que suelo ser una persona bastante neutra y justa con lo que veo: el sábado pasado dejé claro por algunas redes sociales mi total entendimiento aquel día con las unidades de la UIP presentes en la manifestación, pero lo de ésta noche no ha sido admisible a ningún nivel. Nunca, y repito NUNCA, apoyaré a cualquier persona, policía o no, que irrumpa en viviendas particulares para detener a los que viven en ellas, que persiguen a personas por el mero hecho de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, que utilizan la violencia no como defensa, sino como ataque. Esas personas jamás serán ciudadanos de a pie, jamás deberían ser comprendidos como seres humanos. Ya hay un sitio en donde se mantienen encerrados a los animales, y se llama zoo. Y esta noche, queridos lectores, ha habido muchos animales uniformados en las inmediaciones de la Calle Vitoria. Esto ha sido una jungla.

¿Cómo podemos soportar que ahora, a las 3:33 de la mañana, haya un barrio en donde se mantenga un toque de queda impuesto por la policía? ¿En dónde se ha visto que una persona no pueda salir de su hogar en medio de la noche por miedo a ser injustamente detenido? ¿Por qué los ciudadanos hechos y derechos nos tragamos al unísono estos abusos de poder? Tienen razón aquellos supuestos “antisistemas”, los llaman Democracia y ni por asomo lo es. De hecho, ni se le parece.

Esta noche los niños se han quedado en sus casas y las personas que aparecieron en la calle estaban realmente enfadados, cabreados, rabiosos. Y así han actuado, como personas que no tienen nada que perder. No luchan únicamente por un bulevar, esto solo es un pretexto para comenzar una lucha sobre la que llevan comentando años en las calles. Esto va del derroche, del despilfarro, de la ignorancia popular, de la ignorancia política, y de otras muchas cosas de las que estamos hartos de hablar. Y lo sé porque he hablado con ellos, he estado con ellos, y me he sentido identificada, puede que no en algunos actos vandálicos, pero sí en sus motivos y sus razones. Son personas ávidas de diálogo y de entendimiento. Y es por esto por lo que Gamonal y su buena gente tienen, a partir de hoy, mi total apoyo. No se andan con chiquilladas y eso ya lo han dejado muy claro, y me siento muy feliz al pensar y esperanzarme con un cambio a nivel estatal, viendo el apoyo que otras ciudades le brindan –o le pretenden brindar- a éste barrio obrero burgalés. Ojalá sea el puño en la mesa que necesitábamos ver para despertar. Ojalá abramos los ojos.
Lectores, esto es lo que ha sucedido: Hay una masa rabiosa, joven, no tan joven, y anciana, que hoy se ha visto mermada por el abuso de poder. Suena a tópico, pero ha sido así. Tal vez las formas de protesta no sean las idóneas, está bien, ya van cuatro noches en guerra, pero a las personas hay que escucharlas, y a los oídos sucios hay que quitarle los tapones de cera.

Señor Lacalle, tiene ante usted un verdadero ejército de soldados muy enfadados. Ándese con cuidado, no tiene pinta de que esto vaya a acabar temprano.

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