“Seguimos en una onda larga de regulación caótica: no se sale de la crisis”


 


 
Posted: 22 Sep 2014 10:04 AM PDT
Michel Husson, Del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas. “Seguimos en una onda larga de regulación caótica: no se sale de la crisis” Este economista francés habla de las ‘no soluciones’ a la crisis
Unas 150 personas se reencontraron en Valladolid durante las XIV. Jornadas de Economía Crítica, que se realizan cada dos años en diferentes puntos de la península. Esta red se articula mayormente desde la resistencia y consolidación del pensamiento económico heterodoxo en la academía. Aún así, una mayoría de participantes están también caminando desde organizaciones y movimientos diversos. En esta edición cabría destacar la menor presencia de estudiantes y de trabajadorxs. Estas jornadas llevan más de 25 años facilitando la confluencia de economistas marxistas, poskeynesianos, feministas y ecologistas, entre otros. Son siempre una buena oportunidad para conocer investigaciones en curso y debatir las principales cuestiones estratégicas del momento. Se pretende también tejer, cada vez con más solidez, colaboraciones e iniciativas articuladas más allá de lo local. La próxima edición será en Madrid en 2016. En Valladolid, tuvimos la oportunidad de conversar con Michel Husson, economista del IRES que participó en el Manifiesto ¿Qué hacer con la deuda y el euro?
Siete años después de la caída de Lehman Brothers, ¿cuál es tu balance de la crisis en Europa?
El balance de la crisis es que no salimos de ella. Seguimos, hoy en día, en la crisis, ya que no se tomaron las medidas necesarias: limpieza del sector financiero, implantación de nuevas reglas de funcionamiento del capitalismo financiero y refundar y construir el funcionamiento de la Zona Euro.
¿Qué implicaciones han tenido las decisiones políticas que se han hecho durante la crisis desde los gobiernos y desde la tecnoestructura de la UE?
El estado donde estamos ahora es el de las políticas de austeridad, de mayor movimiento de las finanzas públicas, que tuvieron como resultado lo que los economistas llaman doble W. Una caída, una pequeña recuperación y de nuevo una caída, con un alza muy importante del coste del pago de la deuda para casi todos los países, y discrepancias del grado de recesión de los países del Sur y del Norte. Mientras, no se ve ninguna perspectiva de salir de la crisis o de crear nuevos empleos. Seguimos en una onda muy larga de regulación caótica. No se sale de la crisis.
No se sale de la crisis, pero, como dices, hay diferencias entre el centro y la periferia de Europa.
La raíz de esta discrepancia entre Norte/Sur es fruto de una de las hipótesis o apuestas en la formación de esta Zona Euro, de una moneda única; hipótesis que consistía en la convergencia espontánea de las diferentes estructuras políticas, convergencia que no ocurrió. Quizá, uno de los aspectos más específicos de la zona euro es que tiene una crisis que acentúa la diferencia entre países con excedentes comerciales y países con déficit; por eso el impacto de la crisis es diferente entre esos dos tipos de países. En cambio, las políticas de ‘no-solución’ se basan en el análisis que concibe el origen de la crisis como causa de las importantes alzas salariales de los países del Sur. Por lo tanto, la conclusión y las políticas son reducir la cuota salarial de forma muy fuerte y reducir también lo que llamamos el Estado social, es decir, lo que llaman las reformas estructurales: reducir el sistema de pensiones, protección social, etc. En términos generales, reducir los gastos sociales. La no-solución de la crisis es una oportunidad para imponer las soluciones ultraliberales de destrucción, de saqueo del Estado social.
¿Cómo nos enfrentamos al sobreendeudamiento?
La diferencia es que dentro de la mitad del periodo de crisis hubo un aumento de los déficits en los países del Sur: los capitales entraban en los países del Sur para financiar este déficit, pero entraban los sectores más especulativos, y estos movimientos de capitales se pararon bruscamente. Entonces los mercados financieros tuvieron dudas sobre la capacidad de esos países de pagar sus deudas y sus intereses, y, por eso, subieron las tasas de interés que pidieron a esos Estados. Eso ha creado un círculo vicioso, porque la mayor austeridad fiscal conduce, de una manera paradójica, a más deuda y, entonces, a más intereses. Todo esto viene, principalmente, de una regla a nivel europeo que no da derecho a un Estado a financiar su déficit público de una manera que no sea a través de los mercados financieros. Se puede decir que los mercados financieros son los que deciden cuál es la buena política y la mala política. Si un Estado quisiera hacer otra política y no le gusta a los mercados financieros, este Estado tendrá que pagar más intereses. Por eso, una de las primeras condiciones para contemplar una política alternativa es financiar este déficit de otra manera que no sea mediante los mercados financieros. Y eso necesita una ruptura con las reglas europeas que impiden financiar el déficit de esta manera.
En España tenemos al Banco de España actuando como patronal de los bancos, y, en Europa, al BCE imposibilitando este tipo de vía. Por lo tanto, ¿qué piensas de la estructura del Euro y, concretamente, del debate que se está dando en los movimientos sociales sobre la posible salida del Euro, tanto de un país como de varios, o como una ruptura de la zona Euro? ¿Y qué perspectivas ves tú en este eje?
Mi argumento principal es [que hay que] decidir cada paso en su orden. Entonces, no hay que empezar con la idea de salir del Euro y decir que todo está resuelto. Pero si queremos hacer una buena política, un país que, en este caso, quisiera salir del problema de la deuda debería de hacer lo que está prohibido, es decir, hacer financiar su deuda por el Banco Central o por un organismo que se establezca a tal efecto, con el único papel de comprar los bonos públicos.
¿Cómo ves los movimientos en esta batalla que está por darse?
Se puede ver que hay un enemigo común, un proyecto anti-social que está en frente de todos los pueblos, mientras que hay muy poca coordinación, ya que cada uno tiene su manera de ver la situación. Esto, sin embargo, también abre un espacio a la versión nacionalista de este proyecto de salida del Euro. Es necesario un proyecto muy concreto que permita coordinar estas resistencias, estas luchas. En este proyecto hay dos ideas esenciales. Por un lado, la idea de un presupuesto común a nivel europeo para financiar proyectos de desarrollo (esencialmente, a nivel europeo) que sean coherentes con su lucha y con el cambio climático. Por el otro lado, el proyecto del salario mínimo proporcional al salario medio de cada país que impedirá esta caída salarial, y, especialmente, de la parte más pobre de los asalariados.

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