Susan George – Presidenta de honor de ATTAC Francia
Hace
unos años, un libro que tratase del “estado del poder”, hubiese hablado
principalmente del Estado y sus atributos predominantes, tales como el
poder militar, su control sobre los recursos naturales o la fortaleza de
su moneda. En el contexto actual, se podría añadir sin duda “su
capacidad para espiar a los otros poderes”, pero no es nada de esto lo
que me propongo debatir aquí.
Me centraré más bien en el poder
sin el acompañamiento de ningún tipo de responsabilidad ni rendimiento
de cuentas; de lo que está obligado a informar a todos los ciudadanos en
relación con sus actividades y que, por ser difícil de entender,
resulta igualmente difícil de contrarrestar. Esta es la razón que
justifica el subtítulo “la amenaza a la democracia”. La legitimidad
depende de la democracia. De no ser así, todas las formas de poder,
cuando se refieren al gobierno, no son más que variaciones sobre el tema
de la opresión, llamémosla tiranía, dictadura o autocracia. La sutileza
del poder ilegítimo hace que sea difícil de identificar. No tiene un
nombre como tal, no se origina en las decisiones oficiales y a menudo no
se percibe como opresión por parte de quienes están sometidos a ella, a
sabiendas o no.
El poder legítimo, en el sentido que lo usaré
aquí, excluye las tiranías, las dictaduras, los Estados autoritarios de
partido único, las satrapías africanas y demás. Se trata del poder de
las grandes corporaciones, a las que prefiero referirme, usando la
definición de Naciones Unidas, como “transnacionales” o TNC y
“multinacionales” o MNC. Al llegar a la cúspide de la corporación, el
director general, el director de operaciones o el director financiero,
el director de I + D y el Consejo de Administración, estas compañías
suelen tener una nacionalidad identificable y aunque puedan tener
filiales en docenas de lugares, no les dan ni mucho menos la misma
importancia a cada uno de esos lugares. Además, como veremos más
adelante, los grupos de empresas de EEUU o del conjunto de Europa, por
ejemplo, se unen para obtener beneficios que perciben como de interés
colectivo. “La obtención de beneficios” incluye los “beneficios
políticos”, y la capacidad de obtener estos beneficios políticos de los
gobiernos, crece de forma inexorable. Para mí, esto implica una que la
democracia sufre una grave avería.
Así que voy a hacer primero
algunas distinciones rápidas en relación con lo que es legítimo y
democrático por un lado e ilegítimo y antidemocrático por otro, en 8
gobiernos del Estado del Poder, llamados con frecuencia actualmente y
por una buena razón “gobernanza” o gobernabilidad.
En segundo
lugar, expondré mi hipótesis: creo que la evidencia muestra que la
autoridad ilegítima va en aumento y que la democracia está sucumbiendo
poco a poco a la enfermedad de la ideología neoliberal para que cada vez
más y más funciones del gobierno legítimo vayan siendo asumidas por el
ilegítimo, no elegido, compuesto por agentes y organización opacas. Esto
se da a todos los niveles: nacional, regional e internacional.
Y
finalmente, lo más importante: voy a suministrar elementos de prueba y a
proporcionara ejemplos que apoyan estos argumentos. La lista de
ejemplos aumenta cada día y podría ser mucho más larga que la que aquí
expongo, aunque espero mostrar, no obstante, que el ilegítimo poder
corporativo ocupa ahora más y más espacio a todos los niveles de
gobierno, incluso en el ámbito internacional, lo que resulta gravemente
perjudicial para la democracia y tiene un impacto en nuestros países y
en nuestras vidas, sobre todo si vivimos en las democracias capitalistas
occidentales.
¿Qué es lo que hace que el poder sea legítimo?
Aquí
tenemos una lista para comprobar la legitimidad con la que creo que la
mayoría de las personas que viven en países gobernados democráticamente
estarían de acuerdo. Las señas de identidad del poder legítimo son las
elecciones libres y justas, el gobierno constitucional, el Estado de
derecho, la igualdad ante la ley, la clásica separación de poderes, los
contrapesos necesarios para evitar que una sola parte del gobierno
acapare demasiado poder y la separación de la iglesia y el Estado. Junto
con estas disposiciones está la lista siempre en expansión de derechos y
libertades individuales y colectivos, tal como quedaron sentados por
primera vez en la Declaración Francesa de Derechos del Hombre y el
Ciudadano de 1789 y en la Declaración de Derechos de 1791 compuesta por
las primeras diez enmiendas de la Constitución de Estados Unidos de
América.
Libertad de opinión, expresión, culto, de prensa etc.
Todas estas ideas fueron consideradas revolucionarias en su tiempo,
incluso cuando la lista era lamentablemente incompleta, ya que aún
existía la esclavitud, las mujeres y las minorías no podían votar o
ejercer muchos derechos, etc. Pero la noción de los derechos
individuales y los gobiernos que los garanticen son parte del movimiento
de
La Ilustración
En el siglo XVIII, las ideas y los
defensores de la ilustración incluyeron no sólo la noción de derechos y
libertades, sino también deberes y normas de conducta para los
ciudadanos a título individual. Defendieron el pensamiento racional y
científico contra el dogma y la superstición e inventaron conceptos
totalmente nuevos como el progreso colectivo e individual.
La Felicidad
En
realidad la igualdad de derechos no se alcanza todavía enteramente para
las mujeres, inmigrantes o minorías sexuales, raciales o étnicas, pero a
pesar de todos los horrores de los últimos siglos, los reveses y las
imperfecciones, la democracia y los valores de la Ilustración aún me
parecen a mí y a millones de personas la mejor forma de gobierno que se
haya intentado. Prueba de ello es que otras personas (no necesariamente
occidentales) quieren las mismas cosas para sí mismos y están dispuestos
a luchar para alcanzar la democracia, o poder del, por y para el
pueblo.
¿Por qué defender este modelo?
Creo que hay
que preservar y mejorar el modelo democrático de la Ilustración y ahora
voy a tratar de explicar por qué creo que el poder ilegítimo representa
un grave peligro. En las últimas tres o cuatro décadas, ha tomado
gradualmente el centro y el frente del escenario un nuevo conjunto de
valores, con numerosos y profundos cambios para peor en el gobierno.
Enfrentada
al gobierno de la Ilustración se encuentra ahora una nueva ideología de
la codicia y la crueldad que podemos llamar modelo neoliberal. Ha ido
ganando terreno a pesar de la prueba abrumadora de que es perjudicial
para casi todo el mundo, excepto para los muy ricos y para los que están
en la cúspide del sector empresarial y financiero. Sinceramente, no
creí que pudiese emerger aún con más fuerza después del terremoto
financiero de 2007-2008, cuyas secuelas estamos aún sufriendo. Pero esto
es lo que ha sucedido.
Este modelo ha sido concienzuda y
minuciosamente refutado desde el punto de vista intelectual, teórico,
práctico y moral. Y sin embargo el neoliberalismo ha triunfado y sigue
produciendo grandes cambios en el poder a favor de las grandes
corporaciones y de la clase más rica y poderosa aliada con la casta
política.
Las desigualdades se han incrementado notablemente. En
Europa, la relación en el reparto de la riqueza entre el capital y el
trabajo ha cambiado drásticamente a favor del primero. A finales de
1970, la proporción de la riqueza que percibían los trabadores en forma
de sueldos y salarios era en Europa del 70% del PIB, mientras el 30%
restante iba al capital en concepto de dividendos, rentas y ganancias.
Ahora el capital percibe más del 40% del PIB –bastante más en algunos
países– y la mano de obra menos del 60%. Los accionistas corporativos,
que estaban contentos con percibir unos dividendos del 3 o 4% anual,
ahora exigen dividendos del 12% o más. El objetivo de construir una
empresa fuerte, saneada económicamente, duradera y bien integrada en la
comunidad, ha sido sustituido por el único imperativo del “lucro del
accionista”. Todas las decisiones que toman las empresas van dirigidas a
ese fin, fomentando el cortoplacismo, la liquidación de activos, los
despidos masivos y demás fenómenos negativos.
Los DIEZ puntos del
PIB que ha perdido la clase trabajadora, ¡no es una cosa menor! El PIB
de Europa es de unos 13 trillones de dólares (1) anuales, así que la
clase obrera europea ha perdido 1.300 billones de dólares (1.3 trillones
de dólares) al año, en comparación con la década de 1970. Lo que se
paga a los trabajadores, se dedica en su mayor parte a la compra de
bienes y servicios, alimentando la actividad económica. Ahora tenemos un
alto nivel de paro y los salarios de los que tienen empleo están
estancados y a veces bajando, especialmente en el sur de Europa, aunque
afecta incluso a la clase obrera alemana.
Por otra parte, el
capital se reinvierte la mayor parte de las veces en la compra de
productos financieros que no crean bienes de uso social y tienen poco o
nada que ver con la economía real, excepto que con demasiada frecuencia
esa inversión en valores bursátiles pone de rodillas a la economía real.
Doctrina neoliberal
De
la misma manera que he presentado una “lista de control de legitimidad”
democrática, aquí hay otra para aplicar al gobierno ilegítimo del
modelo neoliberal y sus defensores:
Mercados
Son
sabios y eficientes y dicen a los ciudadanos, a las empresas y a los
gobiernos lo que quiere el público y cuáles son sus necesidades, por lo
que debe permitirse su funcionamiento de manera independiente y con la
mayor libertad posible (lo ideal es que operan en total y absoluta
libertad), libres de reglamentos y de la intervención gubernamental. Los
mercados, por definición, se autorregulan, y en el vocabulario
neoliberal, las regulaciones son “asesinas de empleos”, los
sindicalistas son matones que quieren evitar que encuentren puestos de
trabajo los recién llegados y por supuesto los emigrantes. La
privatización de los servicios públicos es deseable porque la empresa
privada siempre es más eficiente y supera en rendimiento a los servicios
públicos, así como en criterios, eficiencia, calidad, disponibilidad y
precio.
El libre comercio puede tener inconvenientes temporales
para algunos, pero en última instancia, sirve a toda la población, con
más y mejores empleos y mayor riqueza. Se deben eliminar tanto las
barreras arancelarias como las no arancelarias, al comercio y a la
inversión extranjera directa. El gasto del gobierno es intrínsecamente
malo (a excepción de los presupuestos de defensa y seguridad nacional) y
debe limitarse al mínimo. La deuda pública y el déficit presupuestario
del gobierno deben eliminarse a la mayor brevedad, si es necesario
mediante la imposición de medidas drásticas de austeridad a la
población.
Los programas de austeridad están basados en estas
creencias. En términos morales el neoliberalismo es egoísta y cruel. En
EEUU, un congresista republicano de Tenessee votó a favor de eliminar
los cupones para alimentos con estas palabras: “Los que se niegan a
trabajar que no coman”, haciendo caso omiso de que hay gente que no
trabaja porque faltan empleos y por mucho que busquen trabajo no lo
encuentran. En la UE, se encuentra en marcha una ofensiva totalmente
desarrollada para despojar a los trabajadores de todos los derechos
adquiridos durante las últimas seis o siete décadas. Para los
neoliberales, cada prestación del Estado del bienestar resulta
aborrecible, ya que consiste en tomar los recursos de los ricos –los que
supuestamente crean la riqueza– para dárselo a aquellos que no lo
merecen. Los ricos no les deben nada a los pobres.
Los ricos
tampoco deben nada a la naturaleza. En el credo neoliberal, la
naturaleza por sí misma no crea ningún valor, ni la mano de obra
tampoco. Ambas están ahí para ser explotadas por entidades corporativas y
sólo los inversores (es decir, “los accionistas”) y la gente situada en
la cúspide de la pirámide económica son creadores de riqueza.
La ofensiva corporativa de la A –bueno, no del todo– a la Z
Ahora,
como pruebas, o al menos como ejemplos, el creciente control del poder
ilegítimo. El poder se ejerce mediante el dinero de las empresas, por
supuesto, pero también a través de la organización cada vez más
sofisticada y profesionalizada. Existen muchos niveles de expresión de
este poder: podemos comenzar este rápido resumen con el más sencillo, el
antepasado del control corporativo, es decir, el cabildeo de los grupos
de presión comunes o de jardín. La práctica del lobby (vestíbulo)
tomó su nombre del vestíbulo de la Cámara de los Comunes, donde los
hombres con intereses especiales y sobres llenos de billetes, acechaban a
los diputados que entraban o salían.
Después de un par de siglos
de práctica, estas personas no elegidas por el pueblo, resultan ya
familiares, están mucho mejor informadas y son actores casi legítimos
actuando en los márgenes del gobierno. Sus oficinas ocupan barrios
enteros en Washington (Calle K) y el barrio de la UE en Bruselas.
Frecuentemente llegan a través de la “puerta giratoria” y después de
haber hecho carrera en la vida política y saber mejor que nadie a quien
dirigirse y cómo hacer cambiar de parecer a los miembros de la Comisión,
del Gobierno o a los legisladores.
Han mejorado su técnica, se
les paga más que nunca y obtienen buenos resultados. El cabildeo
(lobbying) vale la pena. Una encuesta realizada en EEUU por la Fundación
Sunlight mostró que las empresas estadounidenses que habían invertido
en el cabildeo pagaban menos impuestos proporcionalmente que los que no
lo habían hecho. En EEUU, al menos deben inscribirse en un registro del
Congreso e informar de cuánto se les paga y quienes les paga.
En
Bruselas, sin embargo, solo hay un registro “voluntario” –una broma,
teniendo en cuanta que frecuentan los locales de la UE entre quince y
veinte mil cabilderos (lobbysts) que hablan sin parar todos los
días con la Comisión de Personal y los parlamentarios. Unos
parlamentarios de la Europa del Este fueron engañados por reporteros de
tabloides británicos para que aceptaran sobornos a cambio de votos, y
fueron debidamente expuestos a la vista del público lector.
El
Parlamento, con el criterio de que se trataba de preservar su
reputación, pidió al presidente, Martin Schulz, que creara un grupo de
trabajo encargado de reformar el inadecuado registro de transparencia
europea. Se formó este grupo a mediados de 2012, después de lo cual no
ocurrió nada más, que se sepa. La singular falta de progreso en el
trabajo del grupo de transparencia se hizo aún más transparente a su
vez, cuando en octubre de 2013, el semanario alemán Der Spiegel reveló
que el presidente del grupo, el democristiano alemán Rainer Wieland,
tenía un grupo de presión al lado como socio en un bufete de abogados de
Bruselas. El lobby europeo moderno no se encuentra sólo en el
Parlamento. Bruselas también está invadida por los bufetes de abogados
tramando proyectos legislativos favorables y estrategias legales para
sus clientes comerciales y estos clientes han demostrado ser
especialmente reacios a inscribirse en el registro. No es de extrañar
que Wieland no hiciera nada para cambiar su forma de pensar.
Dos
eurodiputados Verdes alemanes, Rebecca Harms y Daniel Cohn Bendit,
escribieron una vez más a Shulz para señalar que las “revelaciones de
que (Wieland) estaba involucrado en el ejercicio de una fuerte presión
sobre la política de la UE, hacían insostenible su continuidad como
presidente de un grupo de trabajo sobre la transparencia del cabildeo de
los grupos de presión…” Vamos a ver, esta historia sigue su curso…
Poco
a poco, sin embargo, la dudosa, por no decir absurda maniobra de la
Comisión y los Estados miembros está quedando al descubierto y el velo
de secreto sobre las actividades del cabildeo está acusando cierto
desgaste. Incluso entre los grupos de presión que se han inscrito, ya
hay algunos que están bajo investigación. Como dicen los franceses “le
ridicule tue” (el ridículo mata). Esperemos que el registro deje pronto
de ser el hazmerreír del continente. El cabildeo o “industria de las
relaciones públicas” creció exponencialmente después de la II Guerra
Mundial y ahora cuenta con expertos en la defensa de los intereses de
todos los sectores industriales, incluyendo la comida basura, los
cultivos manipulados genéticamente, los productos nocivos como el
tabaco, las sustancias químicas peligrosas o los productos farmacéuticos
de inciertos resultados, los grandes emisores de gases de efecto
invernadero y la industria financiera. Su misión es clara: redactar una
nueva legislación y eliminar toda legislación contraria a los intereses
que representan.
Aunque quizás menos conocidos que los grupos de
presión de las empresas transnacionales individuales, en toda la
industria proliferan los “institutos”, “fundaciones”, “centros” o
“consejos” de diversos tipos de productos, normalmente con sede en
Washington DC, pero que en muchos casos operan a nivel mundial. También
defienden el alcohol, el tabaco, la comida basura, los productos
químicos nocivos, los productos farmacéuticos dudosos, las emisiones de
efecto invernadero y así sucesivamente, aunque con diferentes enfoques, a
menudo utilizando principios ideológicos o morales. Emplean científicos
“mansos” que nunca se involucran en conflictos de intereses, para
escribir “estudios” o artículos de divulgación encaminados a crear dudas
en la mente del público, incluso sobre los científicos más acreditados.
Afirman que existe un “debate” científico sobre ciertas cuestiones,
cuando en realidad no lo hay, o ha sido creado de la nada por los
propios grupos de presión. Crean falsos grupos de “ciudadanos de base”
para defender sus productos o ideas y clamar que la “libertad de elegir”
de los consumidores está siendo violada por el “Estado niñera” que toma
sus decisiones hurtándoselas a los ciudadanos. Dicen que estos
supuestos grupos de ciudadanos de base han lanzados peticiones y
recogido firmas para defender o rechazar una determinada decisión
política; un examen más minucioso de las firmas, da como resultado que
son todas de los empleados de las empresas, cuyos empleos dependen de
hacer lo que les ordenen. Utilizan tácticas alarmistas, como “esta
legislación aumentará los costes para las empresas y hará que suban los
precios y aumente el desempleo”. También son expertos en la presentación
de los temas de que se trate para que estos pasen como si fuesen
”noticias” auténticas, cuando en realidad son operaciones de propaganda.
Hay que tener cuidado para saber quien finanza una institución
aparentemente benéfica y legítima antes de creer cualquier cosa que se
diga y esto no resulta fácil para el ciudadano de a pie. La creación de
la duda en la mente de la gente suele ser suficiente para alcanzar los
fines que pretenden. El Centro para la Libertad del Consumidor, bajo la
dirección del consumado gurú Richard Berman, fue capaz de retrasar la
entrada en vigor la ley que prohíbe fumar en lugares públicos durante
años. Berman también ha defendido las industrias de bebidas alcohólicas y
comida basura, al igual que ha preparado campañas antisindicales para
las grandes empresas. Los negacionistas del cambio climático utilizan
las mismas tácticas. Una de sus organizaciones financiadas por las
industrias del petróleo y del motor anunció incluso en su portal de
Internet tras el fracaso de la conferencia de Naciones Unidas sobre el
clima celebrada en Copenhague en 2009, que se separaría, al haber
conseguido sus fines. Y en muchos aspecto lo han conseguido: ahora hay
mucha menor cobertura y (al menos en EE.UU.) menos preocupación en la
opinión pública sobre el cambio climático que antes de 2009.
El triunfo de los bancos y servicios financieros
Desde
mediados de la década de 1990, las mayores entidades bancarias
transnacionales de Norteamérica, así como sociedades de valores,
compañías de seguros y empresas contables, unieron sus fuerzas y
emplearon a 3.000 personas y gastaron 5 mil millones de dólares para
deshacerse de todas las leyes del New Deal aprobadas bajo la
administración de Roosevelt en los años 1930, las mismas leyes que
habían protegido a la economía estadounidense durante más de sesenta
años. Mediante la presión de este cabildeo colectivo, consiguieron total
libertad para eliminar de sus balances todos los activos que dan
pérdidas y los trasladaron a los bancos “en la sombra” que no aparecen
en ninguna partida de sus balances. Quedaron en libertad para crear y
comercializar cientos de miles de millones de dólares en productos
derivados tóxicos, como los paquetes de hipotecas de alto riesgo (subprime mortgages o hipotecas basura), sin ningún tipo de regulación en absoluto.
Las
consecuencias, como todos sabemos, han sido devastadoras. Pero la
democracia ha estado ausente y no ha aportado soluciones. Dese el año
2007, cerca de diez millones de familias han perdido sus casas por
embargos, sólo en EEUU. Las personas desahuciadas saben muy bien que los
bancos o las empresas hipotecarias se quedaron con sus casas y los
pusieron en la calle. Pero la mayoría todavía no tiene ni idea de cómo
se llegó realmente a la crisis ni porqué el Congreso no hizo nada para
evitarlo o paliarlo después de que ocurriera. Congresistas y grupos de
mujeres prepararon varios proyectos de ley que podrían haber ayudado a
que la gente se quedara en sus casas, pero ninguna de estas iniciativas
logró convertirse en ley. Podríamos preguntarnos ¿y tampoco hubo ninguna
organización del colectivo de desahuciados para la defensa de las
personas que quedaron en la calle forzados por la fuerza pública?
Poco
o nada se ha hecho desde la caída de Lehman Brothers para volver a
regulara las finanzas y mientras tanto el comercio de derivados ha
alcanzado los 2.300.000.000.000 de dólares diarios, un tercio más que
antes de la crisis.
El tráfico híper-rápido de divisas (“Flash Trading”)
totalmente impulsado por los algoritmos de los ordenadores, ha
aumentado un 50% con respecto al nivel medio de la crisis. La actitud
laissez-faire para la industria financiera está avivando el fuego de la
próxima crisis y podemos predecir con exactitud que será aún peor que la
anterior.
De hecho tenemos la demostración matemática de que lo
peor está por llegar y que las empresas están en este mismo momento
nutriendo la próxima crisis. Tres matemáticos especializados en teoría
de la complejidad del Instituto Politécnico de Zurich han publicado un
notable estudio titulado “La red global del control corporativo”, que
investiga y analiza miles de empresas transnacionales en función de sus
conexiones con otras empresas igualmente transnacionales. A partir de
una base de datos de 43.000 empresas, se afinan progresivamente las
conexiones de propiedad en sentido ascendente y descendente para poner
de relieve las empresas más interconectadas, hasta llegar a un núcleo
formado por 147 empresas que controlan el 40% del valor económico de
toda la muestra. El mapa resultante asemeja al de un cielo astronómico
nocturno con tenues galaxias y estrellas brillantes, pero también con
algunas supernovas con líneas que las ponen en conexión con decenas de
otras estrellas del núcleo del mapa. Para estar en el núcleo, ana
empresa debe tener al menos veinte conexiones.
La impactante
conclusión de estos matemáticos se encuentra en el anexo al documento
que enumera las 50 empresas más interconectadas que encarnan lo que
ellos llaman la “propiedad al filo de la navaja”. La interconectividad
cerrada significa, de hecho, “abocadas al riesgo sistémico”, lo que a su
vez significa que “mientras que en los buenos tiempos, la red es
aparentemente sólida, en los malos tiempos, las empresas entran en
quiebra todas al mismo tiempo”. De las 50 empresas más interconectadas y
por tanto más abocadas al riesgo, 48 son bancos, fondos de cobertura,
aseguradoras y otras entidades de servicios financieros.
Estado de las corporaciones: fuente Vitali S, Glattfelder DJDB, Battistons. S La red del control corporativo global.
Estado del Poder
La mafia de las empresas europeas
Volviendo
a Bruselas: decenas de “comités de expertos” formados por directivos de
las empresas transnacionales, prácticamente sin participación de
organizaciones de consumidores, medioambientales o supervisoras, se
reúnen a diario con funcionarios de la Comisión. Vienen con la tarea de
elaborar una legislación detallada en cada área política concebible. En
el área crucial del comercio, el Observatorio Corporativo Europeo ha
demostrado que la preparación del “Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversiones” EEUU-Europa mantuvo por lo menos 119 reuniones a puerta
cerrada con las grandes empresas y sus grupos de presión, aunque sólo en
alguna ocasión con sindicatos y grupos de consumidores y usuarios.
Cuando se anunciaron las negociaciones en febrero de 2013, no había
tenido lugar ni una sola de esas reuniones con los grupos de interés
público, frente a las docenas de reuniones celebradas con los grupos de
presión y las empresas”.
Tales noticias, como se
revela en documentos internos obtenidos mediante el recurso a las
complicadas reglas de acceso a la información de la UE, están en marcado
contraste con lo que pretende la Comisión en sus públicas “hojas
informativas”. Una muestra: “Las opiniones de la sociedad civil
desempeñan un papel crucial” en las negociaciones comerciales de la UE.
Esto sería cierto sólo si la “sociedad civil” fuese considerada como
limitada casi exclusivamente a los intereses empresariales.
Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB)
En
teoría este Consejo se encuentra por encima de los miles de “grupos de
expertos”, aunque es desconocido para el 99% de la población europea y
la de sus países miembros. Cuando la UE se enfrentó por primera vez con
la ampliación y la pesadilla de 27 diferentes bolsas de valores y una
gran variedad de normas reguladoras y contables, pidió ayuda a un grupo
de asesores ad hoc de cuatro grandes firmas de contabilidad trasnacionales.
Durante
los años siguientes, este grupo se metaforfoseó silenciosamente en un
organismo oficial, el IASB, formado por el talento de los cuatro
grandes, pero ahora teniendo que establecer las normas de los 66 países
miembros, incluyendo el conjunto de Europa, así como Australia. El IASB
devino en organismo oficial a través de los esfuerzos de un comisario no
electo de la UE, Charlie MacCreevy, un irlandés neoliberal, él mismo
censor jurado de cuentas. No se debatió en ninguna sesión parlamentaria.
Si a alguien se le ocurrió preguntar, se le contestó que era un
organismo “puramente técnico”. ¿Y realmente qué podría ser más aburrido y
técnico que las normas y prácticas contables?
¿Por qué debería importarnos?
Debemos
tener cuidado, porque hasta que podamos obligar (si alguna vez podemos)
a las empresas transnacionales a que adopten el sistema de presentación
de informes oficiales “país por país” porque seguirán pagando
impuestos, normalmente de forma bastante legal, en la mayoría de los
países donde tienen sucursales. Pueden colocar sus beneficios en
jurisdicciones de baja o nula imposición y sus pérdidas en los lugares
con altos impuestos. En la actualidad, si así lo desean, pueden informar
simplemente sobre el país de origen en el que tienen su sede y luego
“resto del mundo”.
Pero para aplicar los impuestos
de forma efectiva, las autoridades fiscales tienen que saber las
ventas, los beneficios y los impuestos que pagan en cada jurisdicción.
Hoy en día no pueden porque las reglas están hechas a medida para evitar
la divulgación de esta información. Los pequeños negocios nacionales y
las familias con domicilio nacional fijo continuarán soportando la mayor
parte de la carga tributaria o sencillamente prescindirán de los
servicios del Estado que podrían haber proporcionado los impuestos
provenientes de una justa tributación de las empresas Trasnacionales.
Prácticamente en todas partes, estas empresas son oportunistas y van a
su aire, en tanto que la policía y los bomberos protejan su propiedad y
las escuelas y los hospitales locales eduquen y cuiden a su personal,
que podrá venir a su fábrica u oficina en el transporte público o
privado por las carretera construida por el Estado… Estas empresas no
contribuyen a sostener los servicios públicos que utilizan sus empleados
para venir a trabajar a sus fábricas y oficinas.
Entré
en contacto con la IASB para preguntar si estaba en su agenda la
cuestión de la presentación de los informes oficiales país por país y
recibí una cortés respuesta negativa. Las cuatro grandes empresas cuyos
amigos y colegas las leyes y los reglamentos, perderían millones en
ingresos si no pudieran aconsejar a sus clientes sobre la mejor manera
de evadir impuestos. Los ciudadanos comunes seguirán soportando la carga
tributaria. Los paraísos fiscales donde según estimaciones fiables han
sido escondidos por corporaciones e individuos ricos unos
320000000000000 de dólares, seguirán floreciendo.
La ley más allá de las fronteras.
Actualmente muchas leyes se hacen más allá de las fronteras nacionales
y, en el ámbito internacional, gran parte de estas leyes tratan sobre la
manera de permitir a las corporaciones mayor expansión y menor sujeción
a las leyes existentes. Un gran número de nuevos tratados comerciales
están permitiendo que las empresas transnacionales se infiltren en las
funciones ejecutivas, legislativas y judiciales, incluso del Estado. La
propia ONU, es ahora el objetivo de las transnacionales, a las que esta
Organización parece dar su bienvenida. Los tratados son una fuente de
legislación importante, y en teoría están por encima de las leyes
nacionales, incluidas las propias Constituciones de los distintos
países, aunque los países más poderosos se reservan las parcelas más
importantes. EEUU descarta una buena parte de la legislación
internacional, incluyendo las convenciones de la Oficina Internacional
del Trabajo. Europa inventa y ratifica los tratados a una velocidad
vertiginosa, no dejando tiempo ni lugar para el debate ciudadano, y
menos para que se voten en referéndum. En julio de 2013, se iniciaron
las negociaciones sobre el Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversión, o TTIP. Este tratado hará que la mayor parte de las normas
que regulan casi la mitad del PIB mundial (EEUU + Europa) y que se lleva
negociando desde 1995, queden derogadas sector por sector, cuando entre
vigor.
El comercio transatlántico mueve 2 millones de dólares
diarios, pero hay poco que negociar, con la excepción de las industrias
alimentaria y de automoción. El objetivo es privatizar como sea los
organismos públicos para eliminar las barreras no arancelarias, es
decir, las normas y regulaciones que según las empresas transnacionales
causa “fricciones comerciales”. Todas las negociaciones de este Tratado
se están llevando a cabo en absoluto secreto, aunque Snowden filtró
parte de contenido. De hecho, las tensiones entre la UE y EEUU a causa
del espionaje de la NSA a la UE y la propia Merkel, estaban relacionadas
con este Tratado. La parte norteamericana estaba siguiendo las
deliberaciones de los negociadores de la UE para jugar con ventaja en la
negociación.
Si este tratado se aprueba en 2015 como está
previsto, introducirá cambios en la regulación de la seguridad
alimentaria, productos farmacéuticos, productos químicos, etc. Tendrá
igualmente la última palabra sobre las propuestas de estabilidad
financiera y otorgará libertad a los inversores para retirar su capital
sin previo aviso. Podrá bloquear la introducción de nuevos impuestos,
como el de transacciones financieras y reducir la capacidad de los
gobiernos para introducir normas más estrictas de protección del medio
ambiente sobre las industrias contaminantes, por ejemplo. Se prohíbe a
los gobiernos cualquier preferencia nacional sobre las empresas
extranjeras o los contratos de aprovisionamiento (una parte importante
de cualquier economía moderna). Todo el proceso negociador se lleva a
puerta cerrada y sin conocimiento ni consulta a los ciudadanos.
Naciones Unidas
La
ONU cuenta actualmente con una sección especial para las corporaciones
llamada el “Pacto Mundial”, fundado hace quince años por Kofi Annan y el
entonces presidente de Nestlé. Para ser miembros, las empresas sólo
tienen que firmar quince principios en las áreas de los derechos
humanos, derechos laborales y medio ambiente. Aunque se supone que deben
enviar los informes oficiales antelación, la ONU no los vigila. Sin
embargo esto garantiza que se asigne un representante de alto nivel de
las agencias de la ONU como FAO, OMS, UNESCO, etc., para coordinar y
facilitar la interacción con las empresas.
Estado Corporativo / El Estado del Poder
¿Quién
gobierna hoy en día? La legitimidad democrática implica la soberanía
popular, o dicho de otra forma, el consentimiento de los gobernados. Se
supone que el pueblo es el árbitro en última instancia: por tanto no
basta con que elija a sus representantes, sino que también debe tener el
derecho y la capacidad de decir “sí” o “no” a las políticas
gubernamentales.
No es nada nuevo que los gobiernos siempre hayan
ejercido el poder a favor de determinados intereses de clase, puesto que
nunca ha existido la democracia en sentido estricto. Pero una cosa era
eso y otra que se permita que esos intereses de clase redacten realmente
la legislación e intervengan directamente en la política, incluida la
política presupuestaria, financiera, laboral, social o ambiental,
suplantando a los legisladores elegidos por el pueblo. O que se permita
que las empresas privadas actúen libremente en la difusión del engaño y
la mentira, hurtándole al público el derecho a una información veraz.
Tampoco
se puede permitir que este tipo de intereses reemplacen al poder
judicial establecido ejerciendo presiones sobre el gobierno y la propia
judicatura a favor de sus intereses.
¿Cómo puede sentirse soberano
el pueblo, si ni siquiera sabe quién o qué está tomando las decisiones
que afectan a sus vidas? La democracia no ha sido capaz de avanzar al
ritmo de la globalización ni a nivel nacional ni internacional y la
autoridad se ejerce sin el consentimiento de los gobernados.
lustraciones de O COLIS
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org
Fuente: Zonaizquierda.org
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