Manifiesto
En
2014 nos encontramos ante una situación extremadamente difícil, una
situación límite, de emergencia social, que nos convoca a dar una
respuesta colectiva y masiva de la clase trabajadora, la ciudadanía y
los pueblos.
Millones de trabajadores y trabajadoras se encuentran
sin empleo. Tener unas manos para trabajar; tener una carrera
terminada; disponer de tu capacidad tanto manual como intelectual y no
encontrar un trabajo digno es humillante. Se está desperdiciando el
talento colectivo de una sociedad, hipotecando indefinidamente su
futuro. Los trabajadores y trabajadoras no se merecen este atropello a
nuestra dignidad colectiva.
Cientos de miles de familias han
perdido su casa. No hay nada más inhumano que desalojar a una familia de
su hogar, solo para alimentar la voracidad insaciable de unos banqueros
sin escrúpulos. Banqueros a los que los estados siervos de la Troika
alimentan a costa de empobrecer aún más a la clase trabajadora y a las
personas más indefensas.
Mientras, la patronal, aprovechando el
drama del paro masivo, aprieta las tuercas a la baja de los salarios y
de las condiciones de trabajo a las personas que aún tienen un empleo.
Trabajadores
y trabajadoras que, ante la difícil situación, no pueden ni siquiera
cuestionar su papel de meros explotados/as por el capital. El sistema
intenta obligarnos a mostrar agradecimiento a los empresarios,
convertidos por el sistema en benefactores de la sociedad.
Es hora de repartir el trabajo y la riqueza, y que las personas trabajadoras puedan sentirse dueñas de su futuro.
Nuestra
juventud no tiene posibilidad de forjar un proyecto de vida digno con
las actuales políticas y se ve abocada a buscarse la vida en el
extranjero como antes hicieron nuestros padres y abuelos.
Decimos
no a un sistema patriarcal que nos arrastra a épocas del pasado,
quitándonos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, negándonos la
capacidad para decidir sobre si queremos o no sermadres, provocando la
vuelta a los hogares para dedicarnos a la crianza.
Estamos
sufriendo las políticas ejecutadas por el gobierno del PP al dictado de
la Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y
Comisión Europea), consistentes en el robo de derechos y el
empobrecimiento generalizado de la mayoría social. Estas políticas que
se fundamentan en el pago de una Deuda ilegítima que no han contraído
los ciudadanos y ciudadanas, son producto de la especulación bancaria y
los excesos de los distintos gobiernos.
Privatizan lo rentable
mientras nos recortan el presupuesto en salud, educación, dependencia,
transportes públicos, agua, energía, comunicaciones, servicios sociales,
etc.., lo que redunda negativamente en nuestros derechos ciudadanos. Se
ríen de nuestros mayores que sufren una enorme pérdida de su poder
adquisitivo, mientras ven como sus ahorros de toda la vida están
secuestrados por la estafa bancaria de las preferentes y otros productos
financieros delictivos.
El gobierno del PSOE, con el apoyo del
PP, modificó el artículo 135 de la Constitución para que se priorice el
pago de la deuda frente a los derechos y necesidades de las personas. Lo
justificaron diciendo que habíamos vivido por encima de nuestras
posibilidades y que había que ser austeros y, por tanto, era imperativo
recortar el déficit.
Sin embargo, no ha habido ningún recorte a la
hora de inyectar decenas de miles de millones de euros para salvar a
los bancos y especuladores.
Están aprovechando la crisis para
recortar derechos. Estas políticas de recortes están causando
sufrimiento, pobreza, hambre e incluso muertes y todo para que la banca y
los poderes económicos sigan teniendo grandes beneficios a costa de
nuestras vidas.
Porque nos han robado la libertad. Al capitalismo
le sobran las libertades y los derechos de la mayoría social. Es un
sistema que busca exclusivamente el beneficio privado de unos pocos y
que nos lleva inexorablemente a una catástrofe medioambiental y social
de alcance incalculable.
Para la mayoría social esta crisis‐estafa
está significando un gigantesco drama humano. Sin embargo, para una
insignificante minoría supone un gran negocio. Y cuando se protesta,
siempre obtenemos la misma respuesta: la represión y criminalización del
sindicalismo de clase y de los movimientos sociales. Es un sistema que
necesita la represión para mantenerse y que debe ser superado con la
lucha en la calle.
La descomposición del régimen surgido de la
Constitución del 78 se hace evidente debido a los mismos elementos
presentes en su nacimiento, el cual tuvo lugar en contra del pueblo,
está corroído por la corrupción y no tiene ninguna legitimidad. Los
derechos y libertades nos han sido robados para favorecer los intereses
de una minoría y asegurar sus beneficios, los mismos que nos han llevado
a este estado de excepción social, a base de desmantelar la educación y
la sanidad públicas, de reducir drásticamente las pensiones de nuestros
mayores, de apoderarse de nuestras viviendas y de cerrar empresas, y
despedir a miles de trabajadoras y trabajadores.
Los distintos
Gobiernos se sitúan fuera de la legalidad, convierten en negocio los
derechos que tanto costaron conquistar y sustentan la corrupción, un
hecho generalizado pero no independiente del sistema económico, que
forma parte de la estructura misma de esta
sociedad y es
indispensable para su desarrollo. Tanto los corruptores como los que se
dejan corromper forman parte de este sistema injusto de producción y
distribución de la riqueza.
Llamamos a los pueblos a que ejerzan
su soberanía, alzando su voz de abajo arriba, democráticamente, para
construir un proceso constituyente que garantice realmente las
libertades democráticas, el derecho a decidir y los derechos
fundamentales de las personas.
Desde la MARCHA DE LA DIGNIDAD 22M,
consideramos que es importante articular una movilización unitaria,
masiva y contundente contra las políticas que atentan contra los
derechos humanos y la justicia social.
Una movilización contra el
pago de la deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los
derechos sociales, por las libertades democráticas, contra los recortes,
la represión y la corrupción, por una sociedad de hombres y mujeres
libres, una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos
que nos agreden y no nos representan.
Exigimos, por tanto, que se
vayan. Que se vaya el Gobierno del PP y, también, todos los gobiernos
que recortan derechos sociales básicos, todos los gobiernos que
colaboran con las políticas de la Troika.
Por eso hacemos un
llamamiento a llenar de dignidad y rebeldía la capital del Estado
español, Madrid, el 22 de Marzo. Ese día llegaremos columnas de todas
las latitudes de la Península a Madrid y convocamos a los madrileños y
madrileñas a salir a la calle e incorporarse a esa gran movilización de
la mayoría social.
PAN, TRABAJO Y TECHO
A LA CALLE, QUE YA ES HORA
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