Sabino Cuadra
Rodeado y protegido por más de
diez mil policías, guardias civiles y militares, prohibidas todas las
manifestaciones y concentraciones en su contra y perseguidas con saña
por las calles madrileñas las banderas republicanas, en el día de ayer,
19 de junio, festividad del Corpus Christi, uno de los tres jueves del
año que relucen más que el sol, se realizó en el Palacio de Oriente, el
de los discursos franquistas, el pase de la segunda parte de la serie “Atado y bien atado: España, una democracia envidiable”
que, a pesar del dinero invertido y la ilusión puesta en la misma por
productores y dirección, puede ser un gran fiasco en taquilla, según
afirman los expertos.
Creo ser una de las pocas personas que ha leído en su integridad las
siete páginas del discurso del rey y, ¿qué queréis que os diga?, a mí
eso de que en la “España una y diversa cabemos todos” y que “unidad no es uniformidad”, me ha recordado un pelín aquella coletilla que utilizaba Franco en sus discursos mencionando la “diversidad de las tierras de España” o su propio testamento que afirmaba “la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria”. Es decir, diversidad y multiplicidad, toda la que quieras, pero asentada, tal como dijo el rey Felipe VI en su discurso, “en el respeto a la Ley”, ayer, a las Leyes Fundamentales de Franco, las de la España “una, grande y libre”, y hoy, a la Constitución española que nos habla de la España “indivisible e indisoluble”. ¿Dónde está la diferencia?
No, en la España constitucional no cabemos todos, al menos
políticamente. Algunos estamos en ella porque nos han “cabido” a la
fuerza, que no por gusto. El referéndum constitucional obtuvo en Euskal
Herria tan solo un tercio de votos afirmativos. Triunfó la abstención y
el voto en contra, pero el contenido soberanista y autodeterminacionista
que todo aquello expresó fue negado por aquel sagrado texto. En su día
el Parlamento de Gasteiz aprobó una propuesta de nuevo Estatuto –Plan
Ibarretxe- y Madrid le dio carpetazo sin siquiera debatirlo. Y hoy en
día vemos, aquí en Nafarroa, cómo son recurridas, suspendidas y anuladas
por el Gobierno del PP todo tipo de leyes aprobadas en nuestro
Parlamento por amplias mayorías e, incluso, por unanimidad: asistencia
sanitaria universal, negativa al copago, hipotecas, IBI a la Iglesia, no
discriminación para las personas afectadas por el SIDA,.... Unidad y
diversidad llaman a eso. No tienen vergüenza.
El Parlamento catalán solicitó del de Madrid competencia para llevar a
cabo un referéndum en Catalunya y la petición fue rechazada por el
Congreso español (PP, PSOE, UPyD, UPN...). No, no es tan solo que en la
Constitución no quepa el derecho a decidir, sino que no cabe tampoco el
derecho a consultar. La España diversa de la que habla el nuevo rey es
la España del embudo, la España del trágala, la España de la “taza y
media”. Afirmó el rey en su discurso que en esa España “caben las distintas formas de sentirse español”,
pero el problema insoluble surge cuando millones de personas se
manifiestan en las Diadas afirmando que, por encima de todo, quieren ser
catalanes y su Parlament decide que quiere decidir sobre ese
particular.
Emotiva fue, por otro lado, hasta hacer saltar las lágrimas, la referencia felipista a su “solidaridad
con todos aquellos ciudadanos a los que el rigor de la crisis económica
ha golpeado duramente hasta verse heridos en su dignidad como personas”.
Ya se sabe, es la crisis la que golpea, no el Gobierno del PP con sus
leyes; no la gran patronal bancaria y las multinacionales del IBEX 35
con las que tanto se relacionan su padre y él. La crisis cayó del cielo y
los poderes de ese Estado del cual es Jefe no tienen nada que ver con
ella.
El Rey Felipe se ha referido también a su deber de “observar una conducta íntegra, honesta y transparente”,
pero no hay noticia alguna de que vaya a hacer una declaración jurada
de cuáles son sus bienes actuales, ni de publicitar las modificaciones
en los mismos y someterse, como el resto de los mortales, a la actuación
inspectora del fisco y al control de las instituciones. Feo asunto éste
sabiendo que procede de una saga en la que su progenitor llegó al
cargo, en 1975, con poco más que lo puesto y hoy, según ha afirmado el
New York Times, es uno de los monarcas más ricos de Europa.
Y mientras él se solidariza con todos esos ciudadanos “heridos en su dignidad como personas” (hagamos aquí una nueva interrupción para contener la emoción que nos embarga), el Gobierno prepara una reforma legal expres
a fin de dar a su padre una protección jurídica especial, hasta ahora
nunca vista. En una semana puede estar ya aprobada una ley que aforará
civil y penalmente a Juan Carlos ante el Tribunal Supremo, lo blindará
frente a la jurisdicción ordinaria y paralizará todos los procedimientos
–demandas de paternidad,...- iniciados en su contra. Ley que, tal cual
es preceptivo, será firmada por ese su hijo que predica integridad y
honestidad.
Se anuncian, por último, cuáles serán los primeros actos públicos
oficiales del nuevo rey. El primero de ellos será con las asociaciones
de víctimas del terrorismo entre las que, previsiblemente, no se
encontrarán las decenas de asociaciones vinculadas a la querella
argentina contra los crímenes del franquismo (por cierto, su padre, Juan
Carlos, designado sucesor por el genocida Franco, fue Jefe del Estado
español mientras se asesinaron a decenas de personas, se torturó a
cientos, se detuvo a miles...), ni tampoco los familiares y afectados
por los crímenes del GAL, el mantenimiento a capa y espada de la
doctrina Parot, etc...
El segundo acto oficial anunciado será una visita al Vaticano. La noticia se comenta sola.
En resumen, habemus regem. Más de lo mismo. Mera operación de
marketing para parchear la profunda crisis –económica, social, política,
institucional..- de un Régimen que asienta pilares esenciales en aquel
otro, franquista, con el que queda pendiente la ruptura democrática que
entonces se nos hurtó. Ruptura que, por supuesto, deberá afectar también
a la propia Monarquía, máxima expresión de la “unidad de las tierras de España”.
20/06/2014
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