Una realidad marca la actual situación de la economía planetaria y sus
implicaciones ambientales y es el hecho de que aproximadamente el 20% de la población mundial absorbe el 80%
de los recursos naturales generando por tanto una evidente desigualdad social.
Esta concentración tan enorme de los recursos, consustancial a la economía de
mercado y al modelo capitalista que la sustenta, permite a las grandes
corporaciones empresariales, especialmente las financieras, actuar desde
plataformas de poder que sortean o eliminan los sistemas de regulación pública
protectores de intereses comunes,
provocando crecientes incidencias ambientales al privilegiar las
rentabilidades a corto plazo que recortan costes en gestión ambiental.
Todo ello lleva a la suicida insostenibilidad de este sistema capitalista,
por definición basado en el desacoplamiento entre los ciclos productivos
generadores de beneficio y los ciclos de los recursos naturales explotados,
implicando así graves disfunciones
ambientales que no son sino indicadores de los fallos de este sistema
productivo.
Esta situación económica se opone radicalmente al hecho de que los recursos naturales son bienes públicos
y comunes que por tanto son fuentes generadoras de Derechos que además son concatenados
(al agua, a la seguridad alimentaria y sanitaria, etc ...). El uso desregularizado
de estos recursos atenta no solo a la sostenibilidad ambiental sino a los
propios Derechos civiles.
Es por ello por lo que consideramos que ante la extrema gravedad de la situación ambiental se exige implicar de manera
más firme a la ciudadanía en las políticas de prevención para que con voz
propia y en su relación con sus instituciones y gobiernos, exijan el respeto a sus Derechos al medio ambiente pues
en ello va la demanda por un modelo social y económico más justo y equilibrado.
Particularmente el Cambio
Climático no es sino una voz de alerta de la insostenibilidad social, económica
y ambiental del sistema capitalista. Un dato ilustra este hecho: el 90% de
las grandes corporaciones multinacionales (su gran mayoría del sector generador
de energía) emiten 2/3 del volumen de gases de efecto invernadero.
Siendo como son las viejas políticas energéticas las principales
culpables de este Cambio Global es exigible nuevos paradigmas a este nivel que
lleven en un proceso de transición a un cambio basado en el equilibrio
energético, en la eficiencia y en el uso de fuentes renovables que implicaran
romper con los sistemas centralizados de generación energética (y por tanto de
poder político y económico) y fomentar la generación distribuida y por tanto la
descentralización de las instalaciones generadoras y distribuidoras de energía
potenciando el autoconsumo como paradigma de un nuevo sistema para el
empoderamiento de la ciudadanía también a nivel energético.
Debemos reafirmar, a su vez, que las
medidas internacionales en la lucha contra el Cambio Climático asumidas hasta
el momento han sido completamente ineficaces y que tan solo han servido
para una inútil escenificación de la preocupación y no de propuestas firmemente
tendentes a la resolución del problema. La
crisis (económica y ecológica, tienen el mismo origen) exige urgentes medidas
que impliquen soluciones integrales que partan de la indudable clarificación de
los reales responsables del problema (los países más industrializados que
colonizan a los que están en vías de desarrollo) y que deben hacerse
responsables máximos de estas soluciones, huyendo
de las estrategias del "todos salen ganando" (Protocolo de Kyoto)
donde utópicamente se planteaba que el mercado, causante real del problema, lo
resolviera. Ha pasado el momento de regular derechos de emisiones para reducir
estas emisiones. Se trata ya de regular las emisiones (reducirlas) para
respetar los derechos ciudadanos, que no admiten más los niveles de emisiones
actuales.
Por todo ello proponemos:
·
Se debe pasar, pues, del enfoque reactivo (al
que dio paso un primero de tipo correctivo) a otro más proactivo donde se revise a fondo que tipo de crecimiento o
incluso decrecimiento se desea para la sociedad y a que coste, presente y
futuro, rompiendo este otro paradigma de que cualquier crecimiento es
positivo: no lo es si contribuye a los desequilibrios sociales y ambientales.
Principio
irrenunciable en nuestra organización es la consideración esencial de un cambio
sistémico a un nuevo modelo integral de "economía ecológica" es
esencial para lograr la transición real a una
sociedad donde la seguridad global (ambiental, social y económica) se haga
efectiva.
En este sentido la
tendencia a estas supuestas "economías verdes" o capitalismo verde
(oxímoron en sí mismo) no son sino un paso inane que no supone sino evitar
parcialmente una parte del problema. Una
sociedad verde no es solo una que produce menos impactos ambientales sino que
fomenta el equilibrio social, la igualdad en términos sociales y políticos.
·
Asimismo, dadas las dependencias del modelo
productivo con las fuentes energéticas, es urgente alcanzar un nuevo paradigma
energético, basado en el triángulo Energías
Renovables/Descentralización/Autoconsumo en un escenario creciente de reducción
de emisiones y donde no se contemplen las caducas propuestas que han mostrado
ineficacia como mercados de derechos de emisión, geoingeniería,
agrocombustibles, hidroeléctrica, REDD, entre otros.
·
Se deberá establecer una reducción de emisiones vinculantes y por tanto sancionable. Estos
límites deberían establecerse en línea con lo que permite la actual tecnología,
de una manera acorde con la extrema gravedad del problema en una situación
tendente a lograr 0 emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2050.
·
Creación
de Fondos de Solidaridad Internacional a modo de compensación ecológica de
afectados por el Cambio Climático, gestionados con absoluta transparencia y
vinculados a un sistema de control internacional que condicione resultados. A
estos fondos deberán añadirse los mecanismos de condonación de deuda de países afectados por el cambio climático.
·
La Nueva Política Energética debe dotarse de normativa y apoyo financiero necesario a
las medidas de ahorro y eficiencia en el consumo energético y de las energías
renovables y autoconsumo. Asimismo, será obligada la paralización de
Proyectos de extracción de combustibles fósiles y nucleares de cualquier tipo:
Fracking, petróleo, gas, carbón ..., así como instaurar auditorías de gestión
de los sistemas de explotación de instalaciones energéticas en régimen
concesional sin olvidar los necesarios apoyos específicos a las cooperativas de
gestión energética.
·
Movilidad Sostenible con la puesta en marcha de
procesos de redefinición de redes de transporte de movilidad sostenible intra e inter grandes urbes con el fomento de
transporte público y de vehículos no contaminantes pero especialmente
vinculadas a la reordenación territorial y la redefinición de áreas urbanas,
peatonalización y rehabilitación.
·
Recaptura
de los Bienes Comunes. Es preciso compartir lo que nos es común, los
recursos naturales como bienes públicos: agua, semillas, tierra, biodiversidad,
subsuelo, ... por ello a los procesos de auditoría de los sistemas de gestión
concesional, será preciso añadir una normativa de protección como servicios
públicos y blindaje ante procesos de privatización. Asimismo, deberán definirse
sistemas con el apoyo público adecuado para proteger, difundir y fomentar
modelos de producción local, más eficientes en el uso de la energía y más
sostenibles en un cómputo global y por tanto de menor huella ecológica.
·
Huir de
Procesos "Bussines as Usual" con nuevos paradigmas que invaliden
la bondad de un crecimiento económico ilimitado, de las grandes
infraestructuras, de la creciente industrialización de la agricultura. Por ello
se debe limitar la ampliación de los tratados de libre comercio pues facilitan
un régimen desregularizado y opaco a nivel comercial, permitiendo inversiones
indiscriminadas que incrementan la crisis climática. Por tanto se deberá evitar
el avance de al menos: TTIP, CETA y PISA.
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MADRID. Movilización central.
VALLADOLID. Con la participación de ATTAC Castilla y León
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