Mercado de bienes y servicios donde todos pueden producir y consumir unos y otros, intercambiándolos mediante una moneda social creada por la mutua confianza de los miembros de la eco-red.
Como en el mercado oficial, los miembros de la red que al mismo tiempo producen y consumen (prosumidores), se suministran unos a otros las cosas que necesitan, valoradas según el precio acordado en el intercambio, dentro de unos límites o pautas que se ponen a la moneda para conseguir determinadas finalidades o sesgos decididos entre todos.
MONEDA SOCIAL
Es el dinero creado dentro de la red, a partir de los intercambios, esto es, el dinero se crea a partir de la producción y el intercambio, no hay escasez de dinero, hay tanto dinero como cosas y servicios se produzcan y se intercambien, no hay un banco al que acudir para que te den dinero, lo generas tu haciendo lo que quieres, sabes o puedes, si consigues que a alguien le interese y te lo compre.
El nombre de nuestra moneda es “ECO”.
FUNCIONAMIENTO DE LA MONEDA
Quien vende lo que ha producido, o el servicio que presta, obtiene dinero que le paga el que lo compra. El primero se anota un crédito o abono en su cuenta, por el valor de la venta, y el segundo se anota un débito o cargo, ambos, abono y cargo son del mismo valor pero de signo contrario, de manera que la suma de compra y venta es cero.
SESGOS DE VALOR
Los miembros de la eco-red deciden qué cosas o servicios promover, y cuáles limitar o incluso dejar fuera de la red, por ejemplo, no comprar marcas multinacionales, o que no respeten los derechos humanos, favorecer el comercio justo, evitando intermediarios, o de productores locales, o de pequeños productores, o de empresas sin trabajadores asalariados, o solo hasta un número, para promover los pequeños negocios o los negocios sin explotación de trabajo asalariado, o comprar productos de agricultura ecológica, con insumos naturales.
Otro sesgo es de la igualación de trabajo manual e intelectual, estableciendo un valor de la hora de trabajo igual o con poca diferencia, pudiendo hacer esto de golpe o poco a poco.
La razón de todos estos sesgos es darnos cuenta que detrás de cada cosa hay siempre personas que la producen o la necesitan, y que el valor de estas cosas no lo marca tanto el precio como las necesidades que hay detrás, la de quien la compra para servirle, o la de quien la vende para a su vez poder comprar otras cosas que necesita.
Estas necesidades reales de las personas son lo fundamental en la economía, es su razón de ser, cubrir las necesidades materiales de la gente, el precio es solo una medida de la escasez y la necesidad de esa cosa, de manera que cuanto más escaso y necesario, mayor precio alcanza, y a su vez, la escasez puede ir ligada a situaciones de poder para impedir que otros la usen contra la voluntad o condiciones que imponga el propietario, o de quien detente el control de la producción de esa cosa.
Es falso que los precios se fijen solos dependiendo de la oferta y la demanda, o al menos esto solo es cierto cuando hay condiciones de libre competencia, de libre acceso a la producción o al consumo, junto con la libertad de opción para cubrir nuestras necesidades trabajando, o lo que es lo mismo, si todos podemos trabajar y ganarnos la vida con opciones. Fuera de estos ámbitos de libertad, con el mercado parcelado en sectores de poder, los precios responden más a situaciones de dominio o control del mercado, que a la libre concurrencia de oferta y demanda.
EQUIVALENCIAS
La eco-red no será autosuficiente desde el principio, esto es, en un primer momento habrá cosas y servicios que falten, y por ello los miembros de la eco-red necesitarán comprarlos fuera, para lo que necesitarán euros.
Incluso pensando en un funcionamiento muy eficiente de la red, con todos o casi todos los bienes y servicios necesarios produciéndose y consumiéndose dentro, con moneda social, ya sea por las crecientes necesidades de nuevos miembros, por la producción de bienes o servicios de elevada composición de capital, o por otras razones, es difícil pensar en que no necesitaremos euros para cambiarlos por cosas necesarias de fuera.
Para ello es preciso establecer una equivalencia, UN ECO = UN EURO, u otra que se decida, y que permita cambiar euros por ecos, no al revés, para que personas que quieran ayudarnos así puedan hacerlo, ya sea en ferias o como personas ajenas a la red que simplemente participan en una feria comprando cosas de la red adquiriendo previamente los ecos mediante el pago de euros, o como socios de consumo que se incorporan a la red precisamente de esta forma.
La equivalencia no tiene sentido en sí misma, vale cualquiera, es solo una referencia numérica, un cálculo aritmético, y es que el valor de las cosas no lo da la moneda, sino lo que hay que hacer para conseguir lo que necesitas, este es el valor real de las cosas, cuántas horas hay que trabajar, produciendo lo que sea, para obtener lo necesario.
Por ello, junto a esta equivalencia en ecos y euros hay que establecer un valor de la hora de trabajo, o una referencia máxima y mínima, más cercana cuanto más igualación de tipos de trabajo deseemos. Además deberemos estar atentos e ir ponderando esta equivalencia a las reales condiciones de la eco-red, su real oferta de bienes y servicios, que permitan adecuar una carga de trabajo razonable para obtener una cesta de bienes necesarios igualmente razonable, o lo que es lo mismo, los miembros de la red deberán ir decidiendo los cambios a realizar dependiendo de condiciones de eficiencia y de valor, de realidad y deseos.
Por último decir que las equivalencias o comparaciones con el mercado exterior son inevitables, pero habremos de fijarnos no solo en que dentro no se usan euros, o solo en la parte máxima permitida para bienes o servicios, pudiendo cubrir necesidades de personas con pocos euros, sino que en lo esencial, estamos construyendo un espacio de intercambio –un mercado- con valores diferentes al exterior, donde pesa más la satisfacción mutua de necesidades, sobre la base de un excedente de trabajo, precisamente lo que el mercado exterior no valora, por lo que con todo, los precios no serán fácilmente comparables, las distintas composiciones de capital y trabajo variarán dentro y fuera, estamos hablando de economías distintas, con sectores de poder también distintos, fuera el de las empresas dominantes que deciden las condiciones de producción y finalmente los precios de las cosas, dentro es la decisión asamblearia la que gobierna la red.
Es como si comparamos los precios de dos países, por ejemplo, uno productor de petróleo, otro consumidor, el primero tendrá los precios de carburantes más bajos, el segundo más altos, lo que a su vez decidirá los distintos precios de otros bienes con elevado insumo de petróleo, transportes, calefacción si son países fríos, o también dependerá de políticas nacionales, si es un bien para la exportación, o hay un abastecimiento interno renunciando a vender fuera, etc, y es que de igual forma que dos países pueden tener políticas económicas distintas que influyan en los precios de las cosas, pues lo mismo pasa con la eco-red y el mercado oficial exterior, habrá diferencias que simplemente deberemos asumir bien por distintas realidades o distintos deseos.
TIPOS DE SOCIOS
Prosumidores, producen y consumen dentro de la red, con moneda social, si bien se admite el pago en euros de materiales no producidos en la red, estableciéndose que en el caso de servicios el mínimo en moneda social es del 50%, y en la entrega de bienes el mínimo es del 10%, aunque lo ideal sería que entre prosumidores el uso de euros fuera mínimo.
Socios de servicios, son establecimientos o profesionales que tienen negocios funcionando y que cobran parte de sus ventas en moneda social, con los mínimos antes mencionados. Con la moneda social obtenida pueden adquirir bienes dentro de la eco-red, o pagar trabajos que necesiten en sus negocios.
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